jueves, enero 19, 2006

SOMOS UNA GRAN NACIÓN

Mi papá y mi mamá, quienes por ordo naturalis -puñetas de la vida- tienen más pasado que futuro, y más aun mientras siga gobernando el señor Rodríguez, han decido que somos una nación, así que ya mismito estamos dejando de pagar impuestos, y que salga el sol por Antequera, vamos, que nos achuchen a la justicia española ¡a nosotros plim!, que no pensamos en tener Tratado de Extradición con nadie.

Es más, Littlemiss y namberjuan, los dos humildes servidores de ustedes, nuestros cuatro lectores, lo vamos a decidir. Todavía no lo he consultado con la Little pero no hace falta porque yo lo he decidido así y la democracia la aplico como los progresistas, como se me pone, y si me dice que nones le organizo a la rubia un 13 de marzo, le hago una OPA hostil modelo Montilla-Caixa o le digo a una prima que trabaja en la radio que se invente algún terrorista suicida -luego le doy un Premio "Hondas" y listo-.

Esta idea no es una novedad, hace tiempo que navegan por el ciberespacio los borradores de Estatuto de las naciones de Sevilla y Granada, "ambos dos", que diría un british, bastante más razonables por sus pasados reinantes que otro de lo que fue aglomeración de condados, conocido por los francos y llamado por Carlomagno como Marca Hispánica ¡qué disgustos da la Historia!

Pero ha sido nuestro aristóteles presidencial el que nos acaba de convertir en nación, ya saben:

"Un conjunto de personas unidas por un vínculo y una historia común, que desean vivir de manera unida, que quieren un proyecto colectivo y que, en definitiva, tienen una identidad fuerte y asentada de pasado y voluntad de futuro".

Si a este bodrio propio de incultos analfabetos vamos dándole necesidades históricas y otras bobadas solemnes resulta que somos mi familia, en casa, y la Little y yo mismo aunque por separado, naciones de pleno derecho.

A saber: necesitaremos imperiosamente abastecernos -como le ocurría a la que fue nación española- fuera de la propia nación en ocasiones por no ser autosuficientes.
Por ejemplo generamos nuestra propia moneda, no la fabricamos pero sí movemos nuestra economía como millones de familias en todo este nuevo planeta que es la Alianza de Civilizaciones. Sin embargo no generamos nuestra energía, como la antigua España que la tenía que comprar prácticamente toda, así que nos abasteceremos con los ingresos generados por nuestra economía.
Tenemos una literatura nacional, si atendemos a la escuela de Costanza -por cada receptor hay una literatura-, así que tenemos un hecho diferencial propio.
Gastronómicamente somos diferentes, nadie hasta hoy había inventado las croquetas de alubias “pochas” o con caparrones que aún no lo hemos decidido, pero que será plato típico de nuestra nación familiar.
Y fundamental, estamos dispuestos a fastidiarles el trasvase hidrológico a otras naciones, aunque las reclamamos en nacionalsocialista anschluss para nosotros como parte de nuestros propios “paisos”. Lo haremos como nos toquen las narices, o bien porque somos así de chulos, descendiendo a la sala de máquinas de la comunidad de propietarios y bajando la presión de la bomba para que no le llegue caudal a esa nación familiar del piso de arriba. Qué se aguanten.

Todo lo anteriormente expuesto es una memez, pero es que nuestro filósofo monclovita nos lo ha puesto a “güevo”.

Entretanto, y como decía Paco Gandía, esto es verídico, un funcionario de medio pelo del Ministerio de Cultura ha impedido, con una argumentación más que peregrina, la inscripción de una nueva fundación en el registro, la Fundación para la Defensa de la Nación Española. Sumemos a las patéticas terminologías zapateriles, esta denegación, la sumisión vergonzosa del Gobierno a los independentistas, los silencios impuestos a los militares testigos sobre el Cougar caido, por el viento según el Gobierno, en Afganistán, la cobertura en acción de combate que la Fragata Álvaro de Bazán ofreció a finales del año pasado al portaaviones norteamericano Theodore Roosevelt en la Operación Libertad para Iraq, las supresiones y cambios del Ministro de Defensa de los himnos y símbolos del Ejército y los mosqueos militares y sus sanciones.

Nos preguntamos si es que el Gobierno, a manos del PSOE, se avergüenza de España y si toma al Ejército por el pito del sereno, o simplemente está provocando a ver hasta donde aguantan los militares y los no militares.

Manido pero necesario: Zapatero, a tus zapatos.