EL MUERTO AL HOYO Y EL VIVO AL BOLLO

Si bien es humano, y necesario, el mirar hacia adelante y seguir con la vida, también lo es el honrarlos, pero es que éstos se los pasan por el forro. A las izquierdas como no puedan -como las bacterias saprofitas- alimentarse de la carne muerta les traen por completo sin cuidado el fin de la vida humana, eso si encima no colaboran, cosa muy frecuente, en el abandono del cuerpo por parte del alma. Ahora bien, a nadie se le ocurra preguntar por los muertos que no les interesan porque le acusarán de carroñero, de traidor a España (¡ojo! los progresistas acordándose de España), de utilizar el terrorismo con fines electorales, etc.

Hoy han presentado en Madrid, en rueda de prensa, el Presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Francisco José Alcaraz, la Presidenta de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, Ángeles Domínguez, y un grupo de víctimas del atentado del 11 de marzo de 2004, un tríptico “Queremos saber la verdad”. A través de él, las víctimas del citado atentado desean demandar a los poderes públicos que continúen con la investigación hasta dar respuesta a las múltiples interrogantes planteadas que hasta la fecha no han sido resueltas.

Esta convocatoria se hizo el martes 13 y ayer, miércoles 14, el Alto Comisionado -qué título tan estalinista- para las Víctimas del Terrorismo envió invitaciones para el acto de presentación del nuevo director general de su oficina coincidiendo, ¡qué cosas!, en día y hora, 15 de diciembre de 2005, 13:00 horas, con el acto de la AVT.
El señor Peces-Barba ha dicho hoy en su acto que la fecha dada para esa toma de posesión de Rodríguez Uribe, el nuevo director general, era anterior a la convocatoria de la AVT. Curioso que nadie en España supiera nada. Pero aun dice algo peor:

“No tenía ni idea de que iba a ver otra reunión. En fin, mi obsesión por ese señor es enorme pero no tan grande como para seguirle minuto a minuto las cosas que él quiere hacer.”

No negará nadie que no es un maravilloso ejemplo de eficacia socialista, es el paradigma de su partido y del Gobierno que padecemos, el señor Comisionado para las Víctimas del Terrorismo, el que las tiene que unir y coordinar, no conoce los actos que la asociación de víctimas más importante y numerosa de España convoca. Simplemente valleinclaniano.
Es más, el día de su nombramiento, el Presidente del Gobierno dijo:

“El Alto Comisionado va a ser la persona más cercana a las víctimas del terrorismo, va a ser la institución llamada a remover todos los obstáculos que impidan sus derechos, que facilite toda la ayuda, que libere toda la energía de la Administración y de la sociedad en favor de las víctimas”.

¡Vaya por Dios! Se ve que no ha podido remover el obstáculo de aplazar la presentación del nuevo cargo de su oficina, siendo él el jefe y el nominador, para acudir a la presentación de un acto en el que se pide conocer la verdad sobre los atentados que -tras cuya investigación en Comisión Parlamentaria, y a petición de la Presidenta de la Asociación 11-M, Pilar Manjón,- han venido a generar el cargo que hoy detenta.

Y el propio Peces-Barba ¿qué dijo aquel glorioso día, del cual el martes próximo se cumplirá un año, sobre cuáles serían sus labores?

“hacer lo posible por facilitar las cosas, buscar soluciones a los procedimientos complicados, ofrecer al Gobierno propuestas de modificaciones legales o reglamentarias y, sobre todo, estar muy próximo y muy en comunicación y en diálogo con las víctimas que han sobrevivido y con sus familiares”.

Efectivamente, tan próximo que el mismo día y a la misma hora estaba en otro sitio trabajando por las víctimas. Qué bueno es usted don Gregorio, casi tan bueno como cuando fue abogado defensor de etarras.

Por último ¿quién estaba allí, en el acto de presentación del nuevo Director General? Pilar Manjón, naturalmente, porque ¿dónde iría una buena madre?, ¿a la presentación de un cargo público para las víctimas?, o ¿a un acto ciudadano, convocado por las víctimas, en el que se exige saber la verdad, como ella hizo hace un año en la Comisión con lágrimas en los ojos, sobre unos atentados que mataron a 192 personas, entre ellas al hijo de esa madre?

Al acto en el que se exige saber la verdad sobre la muerte de sus hijos.