martes, diciembre 20, 2005

PANEM ET CIRCENSES

Emulando a Máximo Décimo Meridio, Gladiador, trocado el jaco en un atril y el sangriento campo de Marte por un mar de banderas rojo sangre, y alguna preconstitucional de la “democrática” II República, a grito pelado como aquel emeritense cinematográfico, pero sin honor, y nada de talante, arengaba este domingo en Torrejón nuestro descorbatado Presidente, descendido a hombre de partido, a sus huestes, los del “queremos saber”, en cuyos corazones de manera latente, suponemos, aún permanece aquel primitivo deseo sólo reprimido por la hipnosis sectaria.
Allí se llevó al pueblo al huerto, al pueblo predispuesto a la hipnosis, le gritó "¿Dónde están los agujeros negros, los desiertos y toda la basura que intentaron sembrar sobre la tragedia del 11-M? Mentiras y patrañas para tapar sus engaños", y los hipnotizados, como marionetas de partido movidas por rubalcabianas manos, agitaban las banderitas sangre, las rojas y las moradas.

Quizá ninguno reflexionó -si es que la anestesia les deja una rendija de lucidez y conocen uno sólo de esos innumerables agujeros- “dónde están, no, estar están, más bien ¿qué pasa con ellas? ¿Por qué no se investigan? ¿Por qué se cerró la Comisión? ¿Por qué no se reabre?”

Seguramente a estas alturas de la legislatura, con la legitimidad que le da a la izquierda -para ser progresistas son muy tradicionales- un buen asalto callejero como el del 13M -igual que en abril del 31-, ninguno de estos pobres abducidos –nacidos, ¡ojo!, con el síndrome de la predisposición borreguil, o sea, dejarse conducir por el pastor y los perros- sepan que “los que mintieron” entre el 11 y el 14 de marzo de 2004, y aún más a juzgar por la “basura” que sale por la boca del Presidente, han sido los únicos que han querido seguir investigando, que pocos días después de perder las elecciones desclasificaron los papeles del CNI para demostrar que no mintieron -más bien les mintieron a ellos-, que han sido los únicos a los que les han vetado decenas de peticiones para que comparecieran personas que estaban ahí, con responsabilidades, el día 11 y precedentes, que están siendo los únicos que permanecen junto a todas las víctimas del terrorismo y las respetan, y no sólo con la ad hoc Manjón, la punta de lanza para apuntar a la culpabilidad del PP en la tragedia, la que con sus lágrimas de madre sin hijo removió las cenizas para que el Presidente del espectáculo hiciera renacer políticamente a Peces-Barba, quien arde aún, un año y cientos de desprecios, manipulaciones y mentiras después, pero no se consume en la dimisión.

Nuestro Presidente del espectáculo, el David Copperfield español -o como a él le gusta, el patriota de la libertad-, el mago capaz de hacer desaparecer decenas de miles de millones de € de los fondos de la UE para España y que el pueblo, arrobado, le aplauda al día siguiente; el ilusionista esforzado en levantar varias naciones de la nada dentro de la nación de todos; el hechicero dueño de la receta de la poción de la memoria selectiva; el chamán invocador de los espíritus de los muertos, de algunos muertos, de la Guerra Civil; el mago de la mentira, en fin, ha andado rindiendo honores, paradojas de la vida, a los 17 militares muertos en Afganistán este verano, muertes de las que no tiene la culpa, pero muertes que sólo le valen para la foto. Ahora dice sentirse orgulloso y agradecido, no será con los muertos, sus familias y el pueblo español, porque son muertes sobre las que él y su Gobierno de pacifistas de mentira -voceros de la paz de izquierdas, que es la más falsa de todas- están escupiendo al impedir la investigación y coaccionar a los testigos, para que el pueblo no salga de la hipnosis y se pregunte “¿qué hacemos los “aliadores” de civilizaciones en una guerra en un país árabe?”

En este circo nacional, burda copia del romano, recreación lamentable del panem et circenses, con cada vez menos panem y más circenses, conviven todas las especies entre el Gobierno y sus socios.
El espectador no abducido contempla atónito cómo el domador presidencial se mete en la jaula de las fieras del independentismo dejándose devorar, y aún peor, que devoren y destrocen con sus zarpas la nación, a la par que los malabaristas de Ferraz, Rubalcaba y Blanco, hacen equilibrios sobre la cuerda floja lanzando al aire las pelotas para que el público mire embobado y entretenido en el despiste no vea por detrás los montillas y los ivas, las subidas energéticas y las bajadas fiduciarias de la UE, todo esto bien aderezado por los trileros ad hoc, ministros y ministras, resucitadores de catástrofes precedentes y enterradores de catástrofes actuales, momias genocidas que buscan y, lo que es peor, encuentran honores en el presente merced a sus horrores en el pasado, derribos ecuestres de muertos de bronce, plañideras y comisionados divisionarios de españoles en buenos, menos buenos y malos.

Y, mientras se precipita en las encuestas, el alquimista de la Moncloa usando la piedra filosofal de PRISA para, como el 13M, convertir su “basura”, como él dice, en oros.