martes, enero 24, 2006

EL PARTIDO DE LOS POBRES

Entre las múltiples manifestaciones conceptuales que lanzan al aire nuestros progresistas existen maravillas lingüísticas cuasi poéticas. Extraordinariamente curioso resulta, viniendo del PSOE, que en muchas ocasiones sean verdades como templos.

Desde el mítico guerrista “vamos a dejar España que no la va a conocer ni la madre que la parió”, o sea, con cinco millones de parados y las arcas sin telarañas, como dejó las del Banco de España el mismo PSOE a manos de ese dúo dinámico que formaban Azaña y Negrín, allá por 1936 – no deja de asombrarnos cómo, para ser tan progresistas, abundan en ciertas tradiciones-; hasta el repugnante rubalcabiano “España se merece un Gobierno que no le mienta”, de verdad, lo juramos, el mismo Rubalcaba en persona dijo eso el 13 de marzo de 2004, apuñalando la Ley Electoral al violar la Jornada de Reflexión; pasando por el zapateril “el poder no me cambiará”, y ¡ojo!, que nadie se crea que lo cambió. Nuestro Presidente ya era un bellaco, cobarde ruin y vil traidor; sin olvidarnos del famoso “me enteré por la prensa”, que nos dijo Felipe sobre los GAL. Efectivamente, se enteró por la prensa de que los habían trincado, con los muertos bajo la cal, los secuestrados en los zulos y la pasta del pueblo en el bolsillo.

Por fin llegamos a la vírica creencia popular -a Dios gracias no inoculada en todo el pueblo español- y promovida por los mismos progresistas, de que “el PSOE es el partido de los pobres”. Tal es la abducción partidista y la contundente labor de zapa mental prisaica, anuladora de voluntades y generadora de noticias falsas, de mentiras, engaños, manipulaciones y terroristas suicidas.

El partido de los pobres, en concepto de pago por rescate del secuestro a manos de los camisas negras de ERC -que padecemos y subvencionamos todos, pero del que sólo los socialistas van a ser los usufructuarios- y en su desprecio a España –recordemos que para nuestro insigne Presidente su "patria es la libertad” ¡para un socialista!-, ha volcado su calamitosa legislatura en la reforma del Estatuto de Cataluña. El famoso invento, además del asesinato de España como nación, obligará a todos los españoles a financiar la camuflada independencia de los catalanes, en realidad pseudoemancipación, puesto que se van de casa pero se llevan los muebles, el televisor y la cafetera.

La diferencia entre Cataluña y las más pobres, que ya es abismal, se va a convertir en galáctica. Veamos que las regiones más pobres, las que menos han progresado -que son, curiosamente, las gobernadas desde tiempos inmemoriales por los progresistas- van a perder, no ya el tren, sino el taxi que las tiene que llevar a la estación. Con este modelo contributivo la ruptura no es sólo económica, sino estatal, alcanzando Cataluña nivel de Estado, con autofinanciación incluida y, para mayor escarnio, el regalo de una presunta deuda histórica -en la que no cuenta el oro del Banco de España, ése que contábamos arriba y que en parte se quedó en Cataluña-. El famoso "lo mío es mío y lo tuyo mío", o sea, el “uno pa´ti, dos pa´mí, dos pa´ti, tres pa´mí…” Si dejan de leer y aplican el oído seguramente escucharán los gritos de los presidentes socialistas que presiden esas autonomías… ¿No oyen gritos? Nosotros tampoco. Oímos, eso sí, ayer a Ibarra aplaudir que la pobreza de su pueblo, ciudadanía como suelen decir los muy cursis, vaya a ser mayor aún respecto a la riqueza de los catalanes.

Esta vergüenza nacional hay que valorarla en su justa medida, es decir, hay que situarla en paralelo y compararla con otras cuestiones económicas -no seremos prolijos por no extendernos-, por ejemplo que la inversión extranjera haya caído, durante la primera mitad del año pasado, en un 98% y por ejemplo el negocio que en la última Cumbre Europea nuestro aristóteles llevó a cabo haciéndonos perder 40.000 millones de Euros.

¿Alguien puede dudarlo ya? Desde el PSOE nos dicen muchas verdades. Efectivamente es el partido de los pobres. Igual que el churrero es el que hace los churros.