lunes, diciembre 05, 2005

RAJOY SUPERSTAR

Empezamos en Totum revolutum una nueva andadura, ni vamos a cambiar, ni nos vamos de aquí, así que: “millones” de lectores, tranquilos.

Desde hoy formamos parte de un nuevo pequeño universo, pequeño de momento, pero no dudamos que cada vez más grande, cada vez mayor y cada vez más conocido. Una materialización física de una genial idea. Desde BPR (Blogs Pro Rajoy) vamos a explicar porqué necesitamos un cambio y quién es el mejor para conducir ese cambio.

¿Por qué proponemos un cambio?

Mariano Rajoy, el Presidente del Partido Popular, es nuestro candidato favorito, no lo es al uso deportivo, por tradición familiar o porque de pequeños nos compraran la camiseta de ese equipo, más bien lo es al uso rockero, porque su música es la que más nos gusta, porque no entendemos que bandas que no llenan siquiera salas pequeñas, bandas que apenas venden discos, bandas cuyas letras incitan al odio y la separación, bandas cuya música está desafinada, bandas minoritarias, en definitiva, sean el Número Uno en casi todas las listas y que aquella en la que no lo son, se quiera cerrar y esté siendo marginada y atacada desde todos los partidos, menos uno, y con el plácet del Gobierno y aún más, su colaboración, por palabra, obra y omisión, porque eso no es democracia, porque no se corresponde con los gustos de los melómanos españoles y porque no queremos que nos impongan el tener que tragarnos sus conciertos.

Queremos libertad, queremos España, queremos a España, queremos la Nación en la que hemos nacido, en la que hemos crecido, una Nación que nos ampare sin que los que hacen las listas miren nuestras carpetas de estudiantes para catalogarnos según las fotos de los grupos musicales con que las forramos, sin que nos señalen con el dedo acusica por el póster que colgamos en nuestra habitación, sin que nos desprecien por los discos que llevamos en nuestro portacedés y, lo que es peor, nos marginen, nos ataquen o nos insulten.

Nos gusta la melodía de la libertad, nos gustan los compases del himno nacional, nos gusta el escenario con la bandera roja y gualda y nos gusta la letra de nuestra Constitución, porque nos asegura un buen concierto para todos, porque los que quieren vivir de la mediocridad musical, los que son incapaces de emocionar a los “fans”, de que coreemos sus letras, silbemos su música, sólo piensan en ellos y buscan ser algo que, de otra manera, por incapacidades e ineptitud, nunca podrían ser.
La tiranía tiene que desaparecer, el mercado es libre e, incluso yendo contra la Constitución, caben sus canciones, pero también las nuestras, el juego está en que en la democracia musical, las nuestras, cantadas por millones, valen mucho más.

Por eso nos gusta cómo canta a Rajoy, porque queremos un pacto de Estado auténtico, sin imposiciones minoritarias, queremos un Gobierno que no esté secuestrado y sumido bajo el “síndrome de Estocolmo”, que desoye constantemente la voluntad popular, queremos un Presidente que sea un patriota español. Nos gusta la verdad, y hoy por hoy, y más en política, la única verdad es la que nos canta Clío, la Historia. La única verdad es España.
Lenin, ese liberticida, decía que “la mentira es un arma revolucionaria”, nosotros preferimos a Gandhi “no hay camino para la verdad, la verdad es el camino”. Que cada uno complete el silogismo.

Ni todo el monte es orégano, ni todos los días son fiesta y, plegándonos al dualismo ontológico platónico, somos conscientes de que una cosa es el mundo de las ideas y otro el mundo sensible. Nunca alcanzaremos -por mucho que Rajoy pudiera ser el Demiurgo, que no lo es-, y por la imperfección de la materia, fabricar en el mundo sensible el mundo inteligible, el mundo de las ideas, pero con los demás estamos condenados a vivir en el mito de la caverna.

Hoy por hoy la única manera de mantener la verdad, de que no nos roben nuestra verdad histórica, se llama Mariano Rajoy.

Hoy por hoy, pero esperamos fervientemente que eso cambie por adición y que el partido del Gobierno coree con nosotros ¡VIVA LA CONSTITUCIÓN!, ¡VIVA LA LIBERTAD! Y ¡VIVA LA NACIÓN ESPAÑOLA!