miércoles, enero 25, 2006

NO A LA GUERRA ¿NO?

Cuando uno tiene que ocultar, pasa de puntillas y luego silba para distraer la atención. Nuestro Excelentísimo Ministro de Defensa, es un artista en el arte del escaqueo. Siempre que le pillan con las manos sucias nos cuenta algo, generalmente es del Yak-42, y así desvía la atención haciendo además que los corifeos de PRISA le ayuden con los silbidos. El Ministro es como fue la ley antitabaco durante los primeros días del año, una cortina de humo para tapar las calamidades del Gobierno.

Ayer en sesión extraordinaria y ad hoc para tratar el asunto de por qué una fragata española ha estado en el Golfo Pérsico colaborando en una guerra “ilegal”, el señor Bono volvió a mentir y habló más de lo que ocurrió durante la guerra “ilegal” mientras gobernaba el PP, que de lo que ha ocurrido durante la guerra “ilegal” ahora que gobierna el PSOE. No le haremos el caldo gordo a su condecorada Excelencia de despistar a la gente expandiendo el humo, hacemos denuncia de su nueva manipulación, acusamos recibo y “vamo ar turrón”.

Dice su Excelencia:

"Se sabía casi todo, lo único que faltaba por saber era que la fragata estaba integrada en el grupo del portaaviones estadounidense 'Theodore Roosevelt' por decisión del anterior Gobierno, el del Partido Popular.".


Bueno, en un Gobierno tan transparente como éste y que no le miente a los españoles, porque no se lo merecen, no se puede decir que “se sabía casi todo”, Excelencia. Tampoco se puede decir que usted cambió las órdenes del anterior ejecutivo y pasó de “despliegue operativo” a “adiestramiento avanzado”, sobre todo si se envía a un barco no a ejercicios de entrenamiento con fuego real, sino a una zona caliente donde se sucede una guerra y formado parte de una flotilla de guerra liderada por un portaaviones de EEUU. Por otra parte, parece ser que los "yanquis" no tienen el mismo concepto que usted, condecorado Ministro, lo descubrimos cuando leemos en la página de la US Navy algo así:

Both countries have suffered terribly at the hands of terrorists. It is important we cooperate and our militaries are strong to fight the war on terror.”.

Nos sorprende que nos venga con la milonga, Excelencia, sobre todo atendiendo a que lo dijeron delante de usted, ya ministro, el 6 de mayo de 2005, es decir
más de un año después de que nuestro Gobierno dijera que no volverían tropas a Iraq.

Pretende hacernos creer que es una “absoluta falsedad” que la Álvaro de Bazán haya participado en operaciones de guerra o de protección y apoyo a una misión. Todo esto mientras sabemos que con la fragata al lado, usando su sistema de protección antimisiles Aegis durante 70 días,
el Theodore Roosevelt lanzó aviones F-14 Tomcat para que bombardeasen la frontera entre Siria e Iraq. Es como decir que Michael Jordan, porque sólo era el escolta, nunca jugó al baloncesto.

Hagamos como que nos lo creemos, señor Ministro, y le haremos una preguntita sin importancia: ¿Es, entonces, usted el responsable de enviar a una zona de alto riesgo, donde se está librando una guerra real, a nuestro barco de guerra más moderno y completo, repleto de marineros españoles con órdenes de no estar operativos?

No cabe en cabeza humana, la verdad, pero con sus antecedentes. Veamos: éste es el que dijo que prefería “morir a matar”. Naturalmente un Ministro de Defensa que se defiende tanto es un peligro. Si prefiere su Excelencia morir a matar, dimita, cese en sus funciones y váyase, como buen católico que presume ser, con ese espíritu de darse a los demás que ofrece, a una leprosería en Filipinas, por ejemplo, y colabore con Cáritas Diocesana gratuitamente y, ya que a la Iglesia la sostiene el Estado de paso alivia las arcas de éste, bueno no las alivie al estilo socialista, que le vemos venir señor Ministro, sino que las descargue de esa obligación tan retrógrada como es ayudar a los demás. En fin señor ministro, comprenda que no todos los militares, ni sus madres, novias o esposas, ni hijos compartan su delirante vocación de mártir.

Tampoco podemos olvidar, autocondecorado Ministro, cuando en septiembre de 2004 mandó a nuestros soldados a Afganistán con la expresa prohibición de disparar, ni siquiera cuando se les escapase un talibán anti-Alianza de Civilizaciones. Es evidente que nuestros militares deben compartir sus fabulosas ideas, Excelencia. Morir antes que matar, sea, pero “A España servir hasta morir” ¡no! Eso es obscenamente retrógrado, carca, rancio y propio de la derecha más reaccionaria y troglodita.

Su Excelencia prefiere antes que matar, morir, será de muerte natural porque, no me le rocen un pelo de la ropa, nadie le toque -“porque tiene pena de muerte el viento si la toca” recitaba Chanquete en Verano azul-, ni le tosa cerca en una manifestación que se descompone la criaturita, se le muda “la coló”, se le alteran los biorritmos, se le pone tierno el hijo -que en una muestra de amor filial le estampa un reconfortante beso “tranquilo papi, que tienes más testiculina que todos estos fascistas juntos”- y luego nos enteramos de que quiere detenciones. Y las tuvieron ¡vive Dios! Dos pobres desgraciados, concejales de pueblo del partido de la oposición, pagaron el papel higiénico de su Excelencia. Con un par y como hacen las cosas los socialistas, en psudodemocracia o en su hábitat natural, la dictadura del proletariado, perdón… Del partido del proletariado, perdón… No damos una, del
partido de los pobres.
Señor Ministro, sinceramente, que tiemblen Manolete y Joselito, que a usted sí que le abulta bien la taleguilla.

Con ministros de Defensa como usted, Excelencia, España no necesita enemigos. Necesita un exorcista.
Virgencita, Virgencita, cuídame de mis amigos, que de mis enemigos ya me guardo yo.