jueves, mayo 18, 2006

EL SEXTO SENTIDO

No dejan de maravillarnos nuestros progresistas.
Nos maravillan desde el Gobierno, nos maravillan sus bases, nos maravillan sus actos y nos maravillan sus capacidades extrasensoriales.

Ayer nos contó nuestro nuevo y flamante –nunca mejor dicho- Ministro de Interior cómo él vio con sus propios ojos la agresión a Bono en aquella famosa manifestación de la AVT; hecho probado judicialmente como falso y que trajo la detención ilegal de dos personas afiliadas al partido de la oposición.

Curioso es que el señor Pérez Rubalcaba diga eso pero no pueda especificarnos quiénes eran los agresores, más nos encandilan aún sus magníficas capacidades paranormales, no que habiendo sido portavoz del Gobierno del terrorismo de Estado siga siendo hoy diputado y aun Ministro -que ya son circunstancias para-anormales-, sino que sin estar en el lugar de los hechos lo viera con sus propios ojos.

El señor Pérez Rubalcaba podría durante el proceso haberse prestado -como dictan las obligaciones de todo buen ciudadano- para testificar a favor de la verdad y la Justicia, pero a toro pasado, juicio acabado, militantes de la oposición absueltos, policías políticos condenados por detención ilegal y Gobierno tocado y requerido por la oposición por sus responsabilidades directas sobre el delictivo hecho, queda muy bien eso de tirarse a la piscina. Tendría miedo nuestro Ministro de testificar una cosa y que los jueces, ojo, jueces porque eran tres, no viendo tal le acusaran de perjurio. Más fácil es siendo Ministro de Interior acusar a los jueces, ojo, jueces porque eran tres, de prevaricadores.

En el equilibrio circense que están llevando a cabo desde el Gobierno para justificar las detenciones ilegales y culpar al PP de mentir y demás bazofia, se lanzó ayer Pérez Rubalcaba a utilizar una especie de plural mayestático con intención clara de legitimar su sentido paranormal apoyándolo en la percepción sensitivo-visual de “otros manifestantes”. Se refiere concretamente nuestro alquimista maravilloso -capaz de convertir un solo día de reflexión en cuatro años de legislatura- a una información que la Cadena Ser –la de los terroristas suicidas, la victoria de Kerry sobre Bush y la sucesión de Acebes a Aznar- lanzaba ayer como primicia; una, repetimos, una señora de Navarra fue testigo ocular -ésta sí lo pudo ver con sus propios ojos, ¡oh! pobre mortal incapaz de de ver sin ver, pues estaba allí- de la fechoría pepera contra Su Excelencia condecorada el ex Ministro José Bono.

No es el don de la paranormalidad visual el que adorna a esta recia señora descendiente de los antiguos ocupadores de Euskal Herria -de quien, por cierto, la Cadena Ser se olvidó, en primera instancia y hasta que el "popular" del Burgo reveló quien era, contar que es afiliada al… ¡¡¡tachán, tachán!!! PSOE- sino la fortaleza hercúlea. Fortaleza capaz de convertir a doña Cecilia –pues así se llama nuestra heroína-, junto con “otras personas”, en la mejor guardaespaldas del ex Ministro y de detener el implacable y violento ataque de dos jubilados y una tercera persona no identificada –seguramente no afiliada al PP pues si no su depuración hubiera sido inmediata- y cuya actitud era igual a la de los dos salvajes "populares".

No entendemos cómo gente tan válida, con esas capacidades perceptivas y esos sentidos tan desarrollados, no canalizan sus energías en beneficio de la nación española en lugar de la destrucción del partido de la oposición.
Y más desde que ayer nos enteramos de que el Fiscal General del Estado es capaz de conocer que una persona no delinquirá en el futuro según la “imagen que refleja”. Vamos que los fisonomistas franceses del S.XIX hubieran fichado a Cándido Conde-Pumpido y lo hubieran llevado a los altares de alguna academia y si Domingo Faustino Sarmiento para escribir su Facundo hubiera tirado de enciclopedia “pumpidiana” habría llegado aún más lejos en su carrera política.

Don Alfredo, doña Cecilia y don Cándido... qué tres pata pa´un banco.

PD. Lamentamos humildemente no cumplir con la paridad, pero en tanto en cuanto la LOE no determine que 3 es número par nos veremos obligados, matemáticamente, a caer en el gravísimo delito de la desigualdad.