lunes, mayo 08, 2006

ILUSIONES DE UN MENTIROSO

Hablaba don César Vidal el viernes pasado de las cosas de nuestro Presidente y de sus amores peligrosos y sus devaneos dictatoriales. Lo hacía con motivo de la expropiación y ocupación militar ordenada por Evo Morales sobre empresas petrolíferas en su país y el claro contraste entre los pasos seguidos por otros presidentes y los pasos seguidos por nuestro dirigente supremo.



Daba algunas de las razones por las que a Su Solemnidad cae en este comportamiento tibio y aplauso velado a la decisión del futuro déspota boliviano, de porqué “le molan” tanto los dictadorcitos izquierdosos y de cómo odia a España.

A nuestro juicio el señor Presidente, futuro ex Presidente- y precisamente por esto- se está labrando su futuro “solidario”, “rojo” y “utópico”, como decía Vidal en su editorial del viernes. Veamos que ya Felipe González, amigo íntimo de la chusma opresora hispanoamericana, sacó y saca tajada de sus colegueos “revolucionarios”, tanto con los revolucionarios hispanoamericanos como con el absolutista marroquí. No podemos esperar menos de Su Solemnidad, quien ante la incapacidad de dar una conferencia en la Universidad de Georgetown –por motivos obvios de antagonismo entre el prestigio y categoría de la universidad norteamericana y la incapacidad intelectual de nuestro zote presidenciado- tendrá que pulular y deambular por su ámbito progresito-revolucionario-delictivo, que es a lo máximo que puede aspirar un buen socialista español amante de la II República, nostálgico de la Memoria Histórica de los asesinatos y robos de su partido, inculto y zoquete despreciado en toda Europa, porque allí tampoco -una vez muerto políticamente Schröder a manos de “la fracasada” Canciller Agela Merkel y con el rayado horizonte de su amiguito Chirac- tiene donde caerse muerto Su Solemnidad.

La única baza política que tiene, para que su nombre no suene como contaba Pármeno que sonaba todo al pasar Celestina por la calle, es “acabar” con ETA. Para acabar con ETA no tiene lo que hay que tener Rodríguez Zapatero, por motivos sabidos: su odio a España, su compasión para con quien quiera destruirla y su cobardía lamentable.
No está dispuesto a -pudiendo “propagandear” con sus memeces “progres”- “malgastar” sus cuatro años de Gobierno en una lucha que va a durar más y de la que, merced a su incompetencia y su insolvencia cerebral, no va a obtener nada para su currículum y por su puesto, y aunque se le dé un ardite, para España.

Sólo vive Su Solemnidad de la estulticia de gran parte del pueblo español y de la anestesia y amnesia administradas desde los medios del verdadero amo de España. Sobrevive, boqueando como una mojarrita en el fondo de una barquilla, en un mar de compromisos adquiridos -antes, durante y después- productos de su ansia infinita de paz demagógica y de su feminismo radical propio de un paleto con un complejo de Edipo más grande que su capacidad para hacer el ridículo internacional.

Consciente, eso sí, de su estupidez superlativa, el Presidente se mantiene a golpe de mentira y engaño, de eufemismo repugnante para con los etarras y toda la gentuza del planeta, de bulo, de dolo, de manipulación, de falacia, de embuste y de disfraz “progresista” ensalzado por los soles mediáticos como el gran líder que no puede ser, porque ni testosterona tiene para eso.