lunes, mayo 22, 2006

ÉRASE UNA VEZ...

... un partido político que antes de cierto atentado, ya sabemos hoy lo que sospechábamos ayer, hablaba con terroristas. Hablaba a espaldas -como hacen los “bellido dolfos” de este país- de otro partido que era, para más sonrojante inri, el que estaba en el Gobierno y cuyas actuaciones, órdenes y políticas eran contraterroristas y se enmarcaban perfectamente dentro de la ley, no como las políticas contraterroristas -de hace no muchos años y cuando estaba en el Gobierno- del partido primeramente mencionado, y que comenzaron siendo un robar para matar para convertirse en un matar para robar.

192 muertos después el partido de esto último que mencionamos arriba volvió al Gobierno y en menos de dos años ha pasado de los GAL -que así se llamaba aquel tres en uno del delito- a la claudicación, la cobardía y la vergüenza, la ajena, claro, porque no se puede dar lo que no se tiene.

Ayer mismo el Presidente recitó solemnemente, como Salicio juntamente y Nemoroso […] cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando, que va a iniciar el “diálogo” con los terroristas etarras. Lo hizo en el bucólico escenario que tiene por costumbre nuestro pastor, a saber porque son dos los que utiliza habitualmente para declamar solemnemente sus intenciones: bien a través de sus soles mediáticos –donde generalmente conocen antes que él mismo qué tiene que decir-, bien ante su auditorio, olvidado de todo y atento escuchando.
Si lamentable es oír las barbaridades –teñidas de una cursilería inapropiada para el caso que nos ocupa- del Presidente, más lamentable es comprobar el arrobo y oír el aplauso de los escuchantes, durante años vecinos de los lobos y hoy dispuestos a dejarse esquilar a la par que su líder.

Ahora comprendemos el apoyo del PSOE en el Congreso a la iniciativa Gran Simio donde se equiparan simios y humanos. Era un anticipo de la legalización inminente de Batasuna y de la validación de ese antiguo equivocado sin arrepentimiento, más habitual de la Audiencia Nacional que el difunto delincuente Jesús Gil, protegido del Fiscal General del Estado y chantajista del Gobierno que se llama Arnaldo Otegui.

Como en ETA hay mucho 11M y en el PSOE, donde también lo hay, lo saben y saben que los primeros saben que ellos, no sólo saben eso, sino que saben más del 11M de lo que dicen saber, tenemos a los terroristas apretando las clavijas que cualquier día van a perforar el artificio.
Siendo todo esto grave nos tropezamos con la labor de zapa del Gobierno y sus fieles contra todo el PP -detenciones ilegales incluidas- y las figuras del PP que son más beligerantes -que saben todo lo que arriba dijimos que se sabían los unos de los otros- y que están largando estopa como si esto fuera Trafalgar y haciéndole cientos de preguntas a nuestro nuevo y flamante –nunca mejor dicho- Ministro de Interior sobre el 11M. Ahora les ha dado por Zaplana, siempre les dio por Zaplana, pero es que están dispuestos a pagar 1´8 millones de € -casi un 33% del préstamo perdonado por La Caixa al PSOE- a un empresario para que, no sólo difame a Zaplana, sino para que lo convierta en figura jurídica como imputado por corrupción, creen en el PSOE que todos son de su condición.

Esta gentuza además de ser unos inmorales son unos terroristas de la palabra, no sólo “asesinaron” al molesto para sus propósitos Montesquieu, sino que no han leído en su vida a Churchill, “tuvieron que elegir entre la guerra y el deshonor, eligieron el deshonor y tendrán la guerra”; manipulan constantemente a Maquiavelo, “su fin justifica los medios”; se creen que todos somos como su apacentado auditorio y no coincidimos con F.D. Roosevelt, “en política no existen las casualidades, y si se dan es que han sido cuidadosamente preparadas”; desprecian a Lincoln, “ se puede engañar a algunos todo el tiempo, se puede engañar a todo el mundo durante algún tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo durante todo el tiempo”; validan –aunque les duela- a Lord Acton,”el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

A ver si les vuelve el juicio –confiamos en que alguna vez, cuando se manifestaban y en toda España se odiaba a los etarras, lo tenían- y le hacen caso al difunto Gregorio Ordóñez: “lo único que se puede negociar con los terroristas es el color de los barrotes de su celda”.