viernes, mayo 19, 2006

Y SEVILLA...

Basta con haber ido a la escuela -cualquier período que no haya sido la LOGSE y consecutivos- para recordar literariamente cientos de referencias entre ocasiones, poemas, versos, novelas y escritores a la ciudad de Sevilla.

Y Sevilla…

Basta también con haber ido a la escuela –en las mismas condiciones que las anteriormente citadas- para recordar hechos históricos acaecidos en tan gloriosa ciudad, desde el nacimiento en la vecinísima Itálica de los primeros emperadores romanos no nacidos en la urbe, a la cristiana conquista a pezuñas de su caballo rampa arriba de la Giralda del tercer Rey Fernando, a ser “capital” de la España en la que nunca se ponía el sol y puerto del Nuevo Mundo, a convertirse de “Sevilla la Roja” en “la clave” contra la ilegítima y asesina II República.

Y Sevilla…

Y aquí nos vamos a quedar. Tanto en la ciudad como en estos hechos segundorrepublicanistas y lamentables que está ejecutando, la abyección “progresista”- más bien revisionista y falaz- en eso que llaman Memoria Histórica y que tiene por objeto única y exclusivamente “demonizar” a uno de los dos bandos de la Guerra Civil mientras se exalta y loa al otro con los fines últimos de legitimar toda actuación contra la derecha y de desviar la atención creando cortinas de humo que oculten la deficiente gestión gubernamental y el lamentable ejercicio propagandístico en que se basa la legislatura del Gobierno socialista.

Mientras que Su Solemnidad ordena y manda en Madrid -ojos presentes del amnistiado asesino Santiago Carrillo, santificado como “el bueno” o “el menos bueno” por el antiguo abogado de etarras, Peces Barba- la retirada de la estatua ecuestre de Franco, se asegura de dosificarnos su dosis diaria de consenso y talante dejando a escasos metros las efigies de los antiguos bolcheviques Largo Caballero e Indalecio Prieto por el simple hecho de ser antiguos miembros del PSOE.

En Sevilla la ofensiva es total y, perdida la batalla a “lomos” de los camiones-noria de Queipo de Llano y los cuatro moros que los montaban, se pretenden reconquistar para la asesina causa segundorrepublicanista las calles y monumentos y placas y plazas sevillanas a golpe de nomenclátor. La cosa comenzó con un equilibrio desigual, a la par que se retiraban algunos nombres franquistas se añadían otros socialistas y comunistas. Pero desde hace algún mes la mitad del gobierno municipal, comandado por IU, pretende la exclusión total de la ciudad de cualquier atisbo histórico que tenga que ver con la dictadura de Franco o la Guerra Civil, que no sea referente al Frente Popular, los milicianos o las izquierdas antifascistas en general. Para ello algún aristóteles del ayuntamiento sevillano incluso ha pretendido desnudar a la Virgen de la Macarena, ¡nada menos!, de su fajín procesional porque es regalo del antes mencionado Queipo. No queremos pensar qué pueden hacer con la Sacramental Cofradía de la Paz, cuyos titulares son Nuestro Padre Jesús de la Victoria y María Santísima de la Paz, cofradía fundada en el año de 1939. Hagan cábalas.

De momento nuestro magnífico alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, conocido como “Monteserrín”, “Monterrisín” -y ahora también “Motosierrín” por su afición a convertir en fascistas árboles centenarios y talarlos a golpe de ingenio mecánico- decidió y aprobó ayer mismo -y pasándose por el Arco del Postigo la voluntad de los vecinos del Barrio de Santa Cruz- con su camarilla de “progres” cambiar el nombre centenario -134 años de apadrinamiento- de una plaza del lugar citado. Pasará el maravilloso lugar de llamarse Plaza de la Alianza -nombre muy zapateresco, dicho sea de paso y sin sorna- a Plaza del Ministro Indalecio Prieto.

El cabreo vecinal fue de tal calado que la policía desalojó el Salón de Plenos donde el gobierno municipal, con la oposición del PP y del PA, decidió tan rastreramente concederle tamaño honor a uno de nuestros asesinos socialistas e incinerador -como recuerdan los vecinos- de iglesias de Sevilla. La excusa para tamaño acontecimiento es que Prieto cedió los Reales Alcázares a la ciudad de Sevilla, hasta ese momento patrimonio de gestión nacional. Queremos recordarles a nuestros “progres” gobernantes, grosso modo, que Francisco Franco mandó hacer el puente -llamado en su día del Generalísimo y hoy, más políticamente correcto, de Los Remedios- para regalárselo a la ciudad –puente impagado, aclaramos como anécdota- y que no por ello se respeta su memoria histórica.

En breve tendrá lugar el “rebautizamiento” de la plaza, estamos deseando saber si acudirá a él la Ministra de Educación, doña Mercedes Cabrera Calvo Sotelo, sobrina de don Leopoldo, sobrino de don José, asesinado por el nuevo titular de la Plaza.