jueves, noviembre 03, 2005

NO A LOS TOTALITARISMOS

En el ABC de ayer aparece esta foto de María San Gil llevando a su hija al colegio. Detrás, los fantoches proetarras sujetando una pancarta de esas que tanto les gusta enseñar por doquier, aunque sea para intentar manipular la verdadera realidad de la situación de los presos etarras. Unos presos que están en esta condición por cometer atentados y asesinatos. Que han tenido un juicio justo y que ahora pagan por sus crímenes. Que han sido encarcelados en prisiones dispersas por el territorio español para evitar cualquier posibilidad de fuga masiva, o puedan organizar cualquier tropelía con tal de evitar su estancia en la cárcel. Simplemente lo que ocurriría en cualquier país civilizado de este mundo: el criminal capturado cumple su condena en prisión. Y punto.


Al ver la foto no he podido evitar sentirme asqueada de vivir en esta España podrida, repleta de salvajes que no permiten a la gente de bien vivir en paz y harmonía, y cuya única ocupación es atemorizar, amedrentar, amenazar y castigar con la muerte a aquellos que opinan distinto. Los señores que sujetan la pancarta no son más que unos totalitarios nacionalistas vascos que, amparados por la banda terrorista ETA y por aquellos que la cobijan políticamente, ejercen sin tapujos su política de presión y tortura (en este caso psicológica) a una mujer como la señora San Gil, cuya dedicación y trabajo es luchar por el bienestar y por la libertad de todos los vascos, desde la oposición. ¿Acaso es justo tener que aguantar esta tortura a diario, y de diferentes formas? ¿Es esta la libertad que se supone tienen todos los españoles? ¿Así de bien se vive en Vascongadas? Y, lo que es aún peor, ¿se merece la criatura pasar por ese trago todos los días? Y como ellas, seguramente muchos otros políticos del Partido Popular y sus hijos e hijas.
Pues no. Me niego a aceptar estas situaciones. Me niego a aceptar a nadie que defienda estas u otras formas de tortura, ni a nadie que las ampare u omita su deber de perseguirlas y castigarlas. Me niego a que la gente de mi país no pueda pasear, ir a su trabajo, al colegio, o a donde quiera, en libertad y sin sufrir amenazas. Me niego a claudicar ante aquellos que pasan la justicia por el arco del triunfo y quieren imponernos su ley del terror y el miedo. Me niego a rendirme y someterme a cualquiera que intente implantar en España un sistema totalitario/nacionalista. Me niego a renunciar a mi condición de persona, de ser humano y a mi capacidad de decidir libremente lo que hago o dejo de hacer.
SIMPLEMENTE DIGO NO AL TOTALITARISMO QUE QUIEREN IMPONERNOS LOS NACIONALISTAS NI LOS TERRORISTAS.
TODOS DEBEMOS DECIR NO.