martes, octubre 25, 2005

MÁS DEL PROSTITUT

En estos días, mientras que nuestro celebérrimo Doctor Mortis Causa, Carrillo, se las va dando de demócrata en los Desayunos de la Última, antiguamente conocida como La Primera, dudando del carácter democrático del PP y enseñándonos qué es España; mientras el Presidente se reúne con Rovira, omitimos su primer apellido por no ser infieles a una realidad que desconocemos, Puigcercós, Montilla y Rubalcaba -dónde irá el buey que no are-, a espaldas de Maragall, al que le quedan menos telediarios que a Letizia el día que supimos que íbamos a tener reina -todavía gobernaba el PP y España aún estaba a salvo-; mientras los "sabios" que el PSOE se saca de la manga cada vez que tiene que estudiar algo -así le va a La Última, antiguamente conocida como La Primera- se meten en cuestiones teoréticas sobre el Estauto:

. Procede señalar que la cuestión sobre la compatibilidad con el artículo 2 de la Constitución del término nación referido a Cataluña (art. 1.1 de la Propuesta de reforma) tiene una dimensión teorética, que está condicionada de manera decisiva por el debate político, ideológico y cultural. Por ello, los autores de este dictamen han optado por no nalizar la cuestión, en este momento, circunscribiendo su análisis a una perspectiva estrictamente jurídico-constitucional.

Mientras Juan Lapuerta, para tapar que tiene en la Junta Directiva del Más que un Club, a un cuñado facha al que no ha querido echar, tiene que llevar a cabo antes de un acto deportivo un anchluss sobre la Comunidad de Valencia y las Islas Baleares; mientras el licenciado en Primero de Derecho Pepiño Blanco nos cuenta qué es la Constitución y no se entera de lo que pasa por España...

Mientras todo ésto pasa, el PP, el partido, segñun el Doctor Muerte, no democrático, defiende, curiosamente, nuestra dadaísta Constitución, la misma que le ha perdonado y que permite a toda esa caterva, antes mencionada, disfrutar de privilengios y prebendas, decir lo que quieran y hasta que sea legítimo, por venir de la libertad de expresión y de pensamiento, el querer destruir a la propia Consitución, de ahí Dadá, y la nación en la que se sustenta y de la que emana su poder: el Reino de España.



Es que los del PP, fascistas no somos, pero un poco lelos sí.

Desde aquí apoyamos y defendemos la Constitución de 1978, simplemente porque es, además del PP, de 9 millones y medio de españoles y de 5.970 millones de personas en el mundo, la única que sabe qué puñetas es España.