viernes, noviembre 04, 2005

REGRESO AL PASADO

Allá por el año 1930, se produjo el llamado Pacto de San Sebastián, en él, las izquierdas, republicanos o no, interesados neófitos del republicanismo, antiguos monárquicos como Alcalá Zamora y Azaña, los más destacados; se pusieron de acuerdo para violar la forma de Gobierno que imperaba en España.

Primero el PCE pretendió un golpe militar, pero la precipitación lo hizo fracasar. Los militares golpistas fueron fusilados, como Dios mandaba en aquella época, así que el Pacto, que seguía latente, se agarró al diálogo que ofrecieron los monárquicos. Se plantaron en las elecciones con la intención de plebiscitar a la Monarquía. La cosa, como sabemos, el 12 de abril les salió rana y los concejales monárquicos casi cuadruplicaron en número a los republicanos (22.150 frente a 5.775), y eso que en Madrid, Saborit hizo que votaran a su partido miles de muertos.
Por cierto, un sugus para quien descubra (sin buscar en google, no sea que salga Grupo Risa), el partido de Saborit.

Tras el “desastre” en las urnas y una serie de calamidades propias de nuestra Dinastía y, tradicionalmente, de quienes la aconsejan, se decidió ofrecer unas elecciones a cortes constituyentes a los republicanos, pero éstos, crecidos por el olor a miedo que desprendían los monárquicos, no sólo las rechazaron, sino que exigieron la salida del Rey Alfonso XIII antes de terminar el 14 de abril. 14 de abril de 1931.

Ya en el año 2005 con una forma de Gobierno estable y una Constitución aprobada por el 88% de los españoles que votaron, hoy muchos de ellos, votantes del PP, se está llevando a cabo una nueva forma de golpear a las instituciones y a la Nación.

Si en 1931 no se respetaron los resultados electorales de, ¡ojo!, unas elecciones municipales, en 2004 no se respetó la Jornada de Reflexión el día de antes de las Elecciones Generales. Si en el 31 se entró por la puerta de atrás desmontando con pactos golpistas y amenazas el sistema establecido, en 2005 se está llevando a cabo con el Estatuto de Cataluña un Golpe de Estado incruento contra la Constitución y España en su integridad física.

Ya ha advertido el señor Rovira, cuyo primer apellido seguimos sin saber, que si se les cierra esa puerta (al asesinato de España), qué otra les dejamos abierta.

Aquí está clara una cosa, la izquierda de la honradez y la democracia no existe.

El movimiento obrero nació violento, en busca de la justicia social, cosa muy loable, en un mundo casi feudal y de opresión y explotación, tan loable es que, maquiavélicamente, acepto esa violencia, y es más, reconozco que gracias al movimiento obrero el mundo ha mejorado para las clases no burguesas o nobiliarias, o sea, para el 80% de los europeos y americanos, para el llamado primer mundo. Pero en el S. XXI ser de izquierdas, rojo, es tan utópico que hasta el Presidente Marie-Clarie lo reconoce.

Ser de izquierdas significa odiar a la derecha, es su fin su exterminio político, y si se tercia físico, y su justificación. Ser de izquierdas significa no ser demócrata, a las pruebas me remito, porque no se respetan las instituciones, las leyes y las formas de Gobierno, por no respetarse ni se respeta a la Nación de la que emana el poder que permite a estos cuatreros de la política el hacer y deshacer, vivir como pachás a costa del pueblo al que dicen defender.

Todo está volviendo a lo que fue. PSOE, IU y ERC sacando a la mitad de los muertos de la Guerra Civil, y a todos los de la dictadura de Franco, responden a una necesidad de legitimar, mediante el recuerdo, los métodos del movimiento obrero de antaño, pero en la actualidad. Es usar al pueblo pasándole, una día tras otro, historias antiguas, que se supone todos habíamos olvidado cuando, entre otras cosas, se perdonó a Carrillo, historias viejas que muchos no conocimos, historias que son verdad, sí, pero que no son completas, pues no cuentan lo que ellos hicieron entre 1930 y 1936 y entre 1982 y 1996; historias con el fin único de machacar al rival -más inocente que ellos, por cierto-, para perpetuarse en el poder, no por convicción democrática ni deseos altruistas, sino, una vez muerta España, por "saprofitismo" económico.

Si has adivinado que Andrés Saborit era del democrático y honrado PSOE, querido lector, ponte en contacto conmigo y te enviaré tu sugus.